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La mitad de los hogares argentinos no tienen asegurados sus ingresos durante la cuarentena

La necesaria cuarentena decretada por el gobierno tiene complicaciones que son propias de la situación socio-económica de la Argentina: un 22% de los hogares dependen de un asalariado no registrado y un 23% de un cuentapropista. El gobierno prometió medidas para ellos. Polémico informe de un centro de estudios económicos sostiene que el parate será más dañino que el coronavirus.

El anuncio realizado por el gobierno nacional anoche está centrado en la mirada sanitaria de aplanar la curva de contagio del coronavirus, evitar el colapso del sistema de salud y poder controlar la pandemia en nuestro país. Sin embargo, el parate tiene consecuencias directas en un economía y un tejido social muy castigados durante los últimos años. Un informe de IDESA recoge datos oficiales y destaca que el 45% de los hogares argentinos está sostenido por el trabajo informal, que no tiene asegurada la continuidad de los ingresos durante la cuarentena.

Según los datos, un 55% de las familias del país tienen como jefe o jefa a un asalariado registrado, de los cuales el 16% están bajo la línea de pobreza. Del resto de hogares restantes, la división es casi a medias: un 22% dependen de un asalariado no registrado (de los cuales el 43% son pobres) y el 23% tienen un jefe cuentapropista (con un 35% de pobres).

El gobierno prometió medidas para el sector informal. “Hay un sector de la economía al que no hemos atendido adecuadamente”, admitió el presidente Alberto Fernández en el anuncio del decreto de aislamiento preventivo y obligatorio. Rebajas o suspensión del pago del monotributo, préstamos a tasa baja o hasta la posibilidad de algún bono son las alternativas que se manejan. El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, adelantó horas antes del anuncio de la cuarentena que se está avanzando en estas medidas, pero no dio detalles respecto a cuáles serían.

“La pregunta es qué vamos a hacer los que tenemos que buscar la moneda todos los días. Yo, como mucho, puedo aguantar una semana”. La frase pertenece a un plomero que, sentado en el mostrador de un local de insumos para su trabajo miraba con preocupación un televisor. Fue apenas unas horas antes del anuncio del parate. Para otros, más urgidos, el plazo es todavía menor. La cuenta regresiva ya comenzó y el gobierno sabe que debe dar una respuesta inmediata.


LA DISCUSIÓN POR LOS SUELDOS

Muchas empresas enviaron notificaciones a sus empleados de que las licencias otorgadas los días anteriores iban a ser sin goce de sueldo. Este criterio desató una discusión inclusive entre abogados laboralistas. El gobierno zanjó esta discusión en el artículo 8 del decreto de aislamiento: “Los trabajadores y trabajadoras del sector privado tendrán derecho al goce íntegro de sus ingresos habituales”.

Desde IDESA, un centro de estudios económicos de corte ortodoxo liberal, pidieron que sea el Estado quien les pague los sueldos a los trabajadores de los privados: “La reclusión tiene viabilidad en la medida que el empleador continúe pagando los salarios. Para ello, como ocurre en los países desarrollados, el Estado debería contemplar subsidios”.

Cabe destacar que muchas de las empresas que salieron a anunciar que no pagarían los salarios de los licenciados fueron grandes firmas. Swiss Medical es un caso paradigmático: perteneciente al pool de prepagas que aumentaron brutalmente sus cuotas durante los últimos años al tiempo que recortaban prestaciones, pidieron ayuda económica al Estado para hacer frente al coronavirus y luego enviaron a sus empleados licenciados una circular que decía que quedan excluidos “taxativamente” de su remuneración.

Mariano Martín on Twitter


POLÉMICA AFIRMACIÓN

Más allá de la recolección de datos oficiales, que permiten magnificar el fenómeno del trabajo informal en la Argentina y la problemática que dispara para esa masa de trabajadores este parate, el documento de IDESA hace algunas afirmaciones muy polémicas. “La falta de ingresos, sea por reclusión o por caída de la actividad económica, les hará de manera casi inmediata más daño a la salud que el coronavirus”, indica el texto sobre los hogares pobres que dependen del trabajo informal.

“En salud, se debe sopesar el costo de la enfermedad con el costo del remedio. En este sentido, no hay que perder de vista que el coronavirus se manifiesta en una gripe que en el 80% de los casos se presenta como leve a moderada, en el 14% como severa y en el 6% como crítica, siendo ésta última la que puede llevar a la muerte y se da mayoritariamente en adultos mayores y personas con enfermedades crónicas pre-existentes”, señala el documento. Luego, señala que no debería pararse la economía para cuidar a “una minoría” –es decir, los adultos mayores de nuestro país-: “Parar la actividad económica y aislar a la población en prevención de una minoría es un remedio que tiene costos sociales mucho más elevados que el beneficio de evitar la enfermedad”.

Un sofisma es el mecanismo por el cual se llega a conclusiones falsas o no seguras a partir de premisas ciertas. Este parece ser el caso de la propuesta de IDESA: los datos respecto a la enfermedad son ciertos, pero no hay nada que nos permita afirmar que sería menos costoso dejar correr el virus. De hecho, las curvas de contagio muestran crecimientos exponenciales en los países más afectados. En Italia, la reacción tardía provocó la muerte de más de 3.400 personas. ¿Es posible afirmar que el parate económico va a generar más muertes que eso? Por ahora no.

Informe-Nacional-15-3-20.pdf

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