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Cuarentena: ¿Adónde van nuestros "leprosos" del siglo XXI?

Además de ser una obligación legal y antes que eso un deber cívico y comunitario, el cumplimiento de la cuarentena no resulta nada sencillo para muchas personas. Tres casos que nos llenan de preguntas y sólo dejan la certeza de que es necesario más compromiso para salir de esta pandemia. 

Joven madre regresa Estados Unidos, país que fue declarado zona de riesgo. Interrumpe su viaje, apura el regreso, sabiendo que debe cumplir la cuarentena. Maneja hasta Mar del Plata, no quiere ni asomarse por su casa por miedo a contagiar a sus seres queridos.

Busca alojamiento en La Feliz, destino donde en esta época del año sobran los departamentos vacíos, los mismos que semanas antes eran furor por una temporada turística récord.

Nadie se aviene a facilitarle un departamento a precios razonables. Le pasan precios "verano", a valores que arrancan en 30 mil pesos los 14 días que necesita guardar la cuarentena.

Se ve obligada a manejar 200 kilómetros hasta el balneario Las Toninas, donde se aloja en una casa de veraneo que le prestan.

La única vecina de la zona se muestra aterrorizada por el hecho de que haya alguien cumpliendo cuarentena en las cercanías. La policía se niega a asistirla para acercarle elementos médicos. La mujer debe recurrir a una complicada triangulación para obtener los elementos básicos, mientras cuenta los días para su regreso.

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Caso 2

Un contingente de alumnos secundarios que desde septiembre estaban participando de un intercambio cultural en el norte de Italia, son regresados a la Argentina en medio de la crisis. Son todos oriundos de una ciudad del interior de Córdoba.

Para cumplir estrictamente los protocolos y no poner a nadie en riesgo, los padres se organizan. Uno de ellos voluntariamente pide permiso en el trabajo, consigue un minibús y maneja más de 800 km hasta Ezeiza, donde el sábado los estudiantes aterrizaron.

Carga a los chicos al vehículo y los lleva de regreso hacia esa ciudad, donde han acondicionado una casaquinta para que allí vivan los 10 estudiantes, junto con este "padre cuidador" que arriesga su salud y se ofrece a pasar la cuarentena voluntaria con ellos.

Pero en la primera noche que pasaban en el lugar, un grupo de vecinos de la zona se enteran de la presencia de estos chicos y organiza una protesta en la zona. Se escuchan disparos al aire. Interviene la policía, se agolpan los medios locales.

Pero en la primera noche que pasaban en el lugar, un grupo de vecinos de la zona se enteran de la presencia de estos chicos y organiza una protesta en la zona. Se escuchan disparos al aire. Interviene la policía, se agolpan los medios locales.

Deciden preventivamente que los chicos deberían serían trasladados del lugar para asegurar la "paz social". Hasta anoche no se sabía adónde irían. Pero la decisión era que fueran trasladados en absoluto secreto para no generar el mismo inconveniente.


Caso 3

Familia nuclear de una ciudad importante de la provincia de Santa Fe. Pareja y niño de 2 años. El hombre trabaja para una multinacional y acaba de llegar de viaje de negocios por Emiratos Árabes, con escala en Frankfurt. Al arribar, el fin de semana último, no duda en cumplir la cuarentena. El problema es dónde.

Analizan separar una habitación en el fondo de la vivienda familiar, ubicada en un prolijo housing en las afueras de la ciudad. Pero no es sencillo garantizar la asepsia, mucho menos con un niño pequeño en el hogar, que además tiene un solo baño. Buscan alternativas: casas de amigos, alquileres temporarios, familiares. La negativa es la constante.

La única solución que encuentran es que no sea él quien se traslade, sino su mujer -empleada de comercio en una cadena deportiva importante- y su pequeño hijo, que se instalan en la vivienda de unos amigos, con todas las dificultades que ello conlleva.

El hombre se queda en su domicilio, pero enfrenta las dificultades lógicas de no poder salir, además de los mensajes poco amistosos que le dejan en su Whatsapp algunos vecinos del complejo de viviendas, incluso con la nada alentadora amenaza de denunciarlo si sale de la vivienda.


DÓNDE CUMPLIRLA

Los tres casos son reales. El primero fue dado a conocer por este medio. Los otros dos se relatan sin brindar detalles geográficos de precisión, a pedido de sus propios protagonistas. Tienen miedo.

Tales descripciones no hacen más que reflejar que el cumplimiento de la cuarentena no es todo lo fácil que la simple expresión de un deseo o de una orden puede parecer.

Intentar cumplir una cuarentena representa un desafío mayor, sobre todo cuando no es el grupo familiar completo el que ha estado en zonas de riesgo o ha tenido una posible exposición a la enfermedad.

A ello se suma el miedo y el rechazo que genera en mucha gente la situación de tener en cercanías a una persona o a un grupo con la posibilidad de que hayan estado expuestos al virus.

Al menos hasta ayer, ni Córdoba, ni Santa Fe ni Provincia de Buenos tenían previstos mecanismos de asistencia para estos casos. Tampoco las policías de esas provincias.

Las personas que deben autosometerse a las cuarentenas se ven en la necesidad de gestionar por sí mismas no sólo el lugar de alojamiento, sino también resolver los inconvenientes que trae aparejado el hecho de ser los nuevos "leprosos" del siglo XXI

Las personas que deben autosometerse a las cuarentenas se ven en la necesidad de gestionar por sí mismas no sólo el lugar de alojamiento, sino también resolver los inconvenientes que trae aparejado el hecho de ser los nuevos "leprosos" del siglo XXI. Alejados de sus familiares y amigos, separados de sus contactos, temidos por propios y extraños, y hasta culposos en algunos casos.

A esto se le puede agregar el sinsabor de enterarse de casos como el del personal trainer de Vicente López que quebró tres veces la cuarentena, antes de también quebrar el tabique del guardia que se lo hizo saber. O como el de la joven de Rosario, que además de no cumplir con la cuarentena, se dedicó a burlarse por las redes sociales.

Lo cierto es que, al menos hasta el momento, no hay soluciones oficiales para el cumplimiento de la cuarentena. Apenas recomendaciones muy genéricas. Y tampoco se ha logrado transmitir un mensaje para que sea la propia sociedad la que ayude a garantizarse a sí misma que las personas en cuarentena podrán cumplirla dignamente.

O al menos sin ser rechazados por sus vecinos.

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