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Octorina Zamora, referente wichí: "Somos refugiados en nuestro propio territorio"

Tras la muerte de la séptima niña wichí en Salta, la dirigente de las comunidades indígenas de esa provincia reclamó que las soluciones se busquen integrando sus opiniones y perspectivas culturales. Pidió a la Nación que arme una mesa de salud en la que participen médicos indígenas.

La situación sanitaria y de desnutrición en las comunidades indígenas de Salta explotó en estas últimas semanas por una seguidilla de fallecimientos y de niños y niñas que ya se cobró su séptima víctima. La lideresa de las comunidades wichíes dijo que es “una vergüenza” que se descubran las problemáticas de los wichí y los tobas a partir de las muertes de menores.

“Nosotros no estamos como estamos porque queremos. Nos despojaron de montes, ahora nos prohíben los ríos porque los contaminan con los agrotóxicos. Nos condenaron a vivir en taperas hechas de plástico, en carpas, como si fuéramos refugiados en nuestro propio territorio”, lanzó la referente, quien se quejó de las explicaciones de los gobiernos provinciales y de la inacción de los distintos gobiernos nacionales, ya que “este tema viene de un arrastre de muchos años y muchos gobiernos”.

El enojo en las comunidades es grande. Zamora incluso criticó al gobernador salteño, Gustavo Sáenz, por promover la actuación de ONGs, que no logran resolver el tema del agua, y no contratar profesionales. “El gobernador se reunió con una ONG que se llama Siwok, que presiden Alejandro Deane, de los resabios de la iglesia que nos catequizó”, detalló, y agregó que “hay muchos actores que dicen que quieren trabajar ‘para’ los pueblos indígenas y no ‘con’ los pueblos indígenas, eso quiere decir que van a venir a imponer cosas”.

“La guerra de exterminio contra nuestros pueblos no cesó”, reclamó Zamora. En Salta hay alrededor de 400 comunidades reconocidas por el Estado, de las cuales 227 son wichí. Todas tienen, como mínimo, 20 familias. Algunas son muy numerosas, como Misión Chaqueña, donde viven 6 mil personas.

Zamora, que hace varios días se encuentra acompañando la atención de niños y niñas en hospitales, relató: “No somos médicos para dar un diagnóstico, pero se nota que los chicos están desnutridos y deshidratados. El problema del agua urge. Si no se soluciona eso vamos a seguir infectándonos todo el tiempo”.

UNA MESA DE SALUD CON PARTICIPACIÓN INDÍGENA

Zamora solicitó que “desde el gobierno nacional se arme una mesa de salud indígena con profesionales indígenas de la salud, que vienen de las mejores universidades y están preparados” y que se trabaje sobre un programa de salud específico para los pueblos indígenas. La dirigente indígena explicó que muchos médicos no conocen la cultura de cada comunidad y sus particularidades.

Además, reclamó: “Un funcionario dijo que preferimos llevar los chicos al monte antes que hacerlos atender por un médico. Vivimos en una sociedad racista, especialmente en esta provincia. Eso se traslada a nuestro pueblo, y lo sentimos”. Por eso, dijo que si no hay respuestas urgentes irán personalmente a Buenos Aires a reclamar.

LA INVIABILIDAD DE LA TARJETA ALIMENTAR

El plan de emergencia que impulsó el gobierno nacional con el fin de paliar el hambre ni bien asumió está funcionando bien en casi todos los lugares donde se implementó, pero es una medida que deja afuera a las comunidades indígenas. En esos lugares, el punto más cercano para pasar la tarjeta puede estar a decenas o cientos de kilómetros. “Si me dan una tarjeta y yo vivo en Vertiente Chica, ¿a dónde la voy a meter? La población más cercana es Santa Victoria Este, que está a 60 kilómetros, pero no tiene supermercado. Tendría que ir a Tartagal que está a más de 130 kilómetros”, detalló Zamora.

“Bienvenida la tarjeta alimentaria, pero cuando se armó la mesa del hambre el que estaba era Tinelli. ¿Qué sabe del hambre de los pueblos indígenas? ¿Por qué no nos llamaron? ¿Por qué no llamaron a un referente que conozca nuestra situación o la haya sufrido?”, reflexionó Zamora, al tiempo que añadió: “Acá hace falta agua, comida y trabajo. Si tuviéramos trabajo, no haría falta la tarjeta alimentaria. Desde el inicio de la republica nos desalojaron de nuestros territorios. Le corresponde al Estado reparar el daño histórico que hizo a los wichíes”.

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